viernes, 25 de mayo de 2007

CULTURAS URBANAS


Al terminar el siglo XX, la antropología parece una disciplina dispuesta a abarcarlo todo. Desde hace varias décadas trascendió el estudio de pueblos campesinos no europeos o no occidentales, en los que se especializó al comenzar su historia como disciplina. Ha desarrollado investigaciones sobre las metrópolis, se fue ocupando de todo tipo de sociedades complejas, tradicionales y modernas, de ciudades y redes transnacionales. Autores posmodernos muestran incluso que el estilo antropológico de conocer tiene algo peculiar que revelarnos sobre las formas de multiculturalidad que proliferan en la globalización.
Hasta cierto punto, otras disciplinas -como la demografía y la economía- se arriesgan también a ser omnipresentes y omnisapientes al querer explicar con un solo paradigma el universo entero. Pero los antropólogos pretendemos, además, ocuparnos de lo macro y lo microsocial, decir al mismo tiempo cómo articular conocimientos cuantitativos y cualitativos. Una de las zonas donde esta capacidad abarcativa resulta más problemática es la ciudad.
Hay una manera de valorar el trabajo antropológico sobre lo urbano, que descartaré en este texto: consistiría en reseñar las contribuciones realizadas por la antropología durante su historia al conocimiento de ciudades específicas y a la elaboración de la teoría urbana. Tres razones me hacen preferir otro camino. La primera es que esta tarea enciclopédica, que requiere muchas más páginas que las del presente artículo, ha sido cumplida por varios libros en las últimas décadas (Eames y Goode 1973, Hannerz 1992, Kenny y Kertzer 1983, Signorelli 1996, Southall 1973), y por volúmenes colectivos de revistas en varias lenguas (por ejemplo, Ethnologie française, 1982; La ricerca folklorica, 1989; Urban Life, varios números; Urban Anthropology, 1991; Revista internacional de ciencias sociales, 1996). En el balance organizado por Kemper y Kratct en Urban Anthropology, que abarca casi exclusivamente lo producido en Estados Unidos, se registraban a principios de esta década 885 antropólogos urbanos, incluyendo arqueólogos, lingüistas y antropólogos físicos; aunque el mismo informe indica que el 70% de los investigadores son antropólogos sociales. (Kemper y Kratct,1991). Esta es una de las razones por la cual restringiré a esta "subdisciplina" el análisis del presente texto.

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